Autor: César Duarte Rivera
El término keynesianismo se utiliza en contextos tanto de discusiones teóricas como de discusiones políticas. En el primer sentido el keynesianismo se entiende como una corriente de pensamiento económico, mientras que en el aspecto político se suele entender como la implementación de una serie de políticas económicas que tienen como objetivo aumentar la demanda agregada para de esta manera impulsar el crecimiento económico. En un sentido más amplio, también se suele asociar a las políticas keynesianas con el llamado Estado del bienestar.
Se puede afirmar que el keynesianismo como teoría surge en la década de 1930, en un contexto de depresión económica a nivel global. Después del crac de 1929 las economías de los países industrializados estaban enfrentando severos problemas de desempleo y caída de la actividad económica (Kindleberger, 1973). Aunque en Estados Unidos con el New Deal y en otros países se implementaron políticas que buscaron intervenir directamente en el funcionamiento de los mercados, no existía un marco teórico que pudiera explicar por qué los mercados no se estaban regulando para resolver los desequilibrios persistentes.
En este contexto se publicó la Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero en 1936 bajo la autoría de John Maynard Keynes. De acuerdo con el autor los postulados de la teoría clásica (véase la entrada pensamiento clásico) son aplicables a un caso especial ya que parte de un caso extremo donde todas las posiciones en la economía están en equilibrio (Keynes, 2003). El principal problema radica, según Keynes, en su interpretación del mercado de trabajo, el cual suponen que siempre está en equilibrio. El desempleo existente es voluntario, personas que no están dispuestas a trabajar al salario de mercado, o bien es desempleo friccional, es decir, personas que acaban de abandonar un empleo y están en proceso de incorporarse a otro. Dado que el salario real se ajusta para equiparar la oferta y la demanda de mano de obra, no existe la posibilidad de que haya desempleo involuntario, personas que están dispuestas a trabajar al salario existente pero no encuentran empleo (Keynes, 2003).
John Manyard Keynes
Esta situación no corresponde con la realidad de la época por lo que fue necesario reformular la teoría. Keynes parte en primer lugar de la idea de que las decisiones en los mercados no se toman en consideración de las variables reales, sino en términos nominales, en dinero. Por este motivo, en el mercado de trabajo el salario real no es tan relevante para la toma de decisiones, sino el salario nominal. Para Keynes, analizar variables en términos reales lleva a la economía clásica a la conclusión de que toda oferta crea su propia demanda, la ley de Say; si los recursos no se gastan de una manera, se gastarán de otra. Sin embargo, la existencia del dinero hace que exista la posibilidad de romper esta relación, los recursos ahorrados no necesariamente serán invertidos ya que las motivaciones para ahorrar son muy diferentes de las motivaciones para invertir. Ello abre la posibilidad de que la oferta sea mayor que la demanda, ya que no todos los recursos ahorrados se gastarán como inversión, lo que se puede traducir en que todos los mercados estarán en equilibrio, menos el mercado de trabajo donde la demanda de trabajo será menor a la oferta de trabajo explicando de esta manera la persistencia del desempleo (Keynes, 2003). En pocas palabras, el problema fundamental es la falta de demanda agregada que logre cerrar la brecha causada por un ahorro mayor a la inversión.
Lange, Dorothea (1936) Madre migrante, granjeros destituidos en California. Estados Unidos: Office of War Information.
El resto del texto se dedica a explorar los determinantes de la demanda agregada mostrando que la inversión es la variable fundamental para lograr impulsar el crecimiento económico y el empleo. La inversión responde a la relación entre la tasa de interés y la eficiencia marginal del capital (rendimientos esperados de la inversión). Un aumento en la inversión causada por cambios en alguna de estas dos variables generará un efecto multiplicador que permitirá que la demanda agregada crezca más que proporcionalmente al aumento en la inversión, estimulando de esta manera la producción (Keynes, 2003). De ahí que para resolver problemas como los que se enfrentaban en la Gran Depresión las autoridades gubernamentales podrían implementar políticas monetarias expansivas (aumentar la emisión de dinero) que disminuyeran la tasa de interés para estimular la inversión o políticas fiscales expansivas que aumentan directamente la demanda agregada generando el efecto multiplicador referido (Keynes, 2003).
El texto generó mucha controversia dentro de los círculos de los economistas ya que representaba una crítica directa a algunos de los principios básicos de la teoría dominante de la época. Entre las muchas críticas que recibió, la más relevante fue la de John Hicks publicada en 1937 en un artículo en Econometrica (Hicks, 1937). Para Hicks, la interpretación que hace Keynes sobre la teoría “clásica” es equivocada ya que la misma teoría de Keynes no se distingue radicalmente de la anterior. Para Hicks, la teoría de Keynes es un caso especial de la teoría clásica: el caso de la depresión en el cual los aumentos en la cantidad de dinero dejan de lograr efectos sobre la tasa de interés y la única solución es la implementación de políticas fiscales para aumentar la demanda agregada. Esta situación fue conocida como la trampa de la liquidez y la propuesta de Hicks recibió el nombre de síntesis neoclásica, la cual considera elementos propuestos por Keynes y los incorpora al marco analítico de la teoría neoclásica. En los años de la posguerra esta interpretación fue complementada en 1944 por el artículo de Franco Modigliani (Modigliani, 1944) y se consolidó como la teoría dominante dentro de la economía. A los economistas seguidores de esta visión se les conoció como keynesianos.
John Richard Hicks
Paralelamente hubo algunos autores que trataron de entender la teoría de Keynes como el caso general, rescatando algunos de los elementos ignorados por la síntesis neoclásica como la importancia de las variables monetarias y el papel que tiene la incertidumbre en las decisiones de los agentes económicos. No obstante, esta perspectiva, conocida como poskeynesiana, tuvo una importancia secundaria dentro de las discusiones de las teorías dominantes. Entre sus principales representantes se encuentra Joan Robinson, alumna de Keynes, que calificó a los keynesianos de la síntesis neoclásica como bastardos y a la teoría que defienden como “keynesianismo vulgar” (Robinson, 1974).
Joan Violet Robinson
En la década de 1970 la teoría keynesiana vinculada a la síntesis neoclásica enfrentó una crisis al no poder explicar un fenómeno que no se había presentado hasta ese momento, la combinación de inflación con desempleo, la estanflación. La teoría keynesiana suponía que las políticas para disminuir el desempleo generaban inflación y viceversa por lo que los hacedores de política debían considerar qué objetivo era más importante. El fenómeno en el que ambas ocurrían al mismo tiempo era inexplicable desde esta perspectiva lo que abrió la puerta al monetarismo (véase la entrada monetarismo) y la caída del keynesianismo.
Giacomo G. Patri (1940) White Collar. San Francisco: Pisani Printing & Publishing Co. Wordless novel depicting the hard times of a worker during the Great Depression.
No obstante, en la década de 1980 surge una nueva síntesis considerando elementos del keynesianismo de la posguerra y del monetarismo. En estas nuevas interpretaciones catalogadas como nuevo keynesianismo, la teoría keynesiana fue considerada como aquella en la cual los precios y los salarios nominales son rígidos. Existen una serie de factores en las economías reales que impiden que el ajuste de precios ocurra de manera natural. Por este motivo los mercados no pueden equilibrarse ya que los cambios en las variables nominales afectan las variables reales (Ball y Romer, 1990; Foley, 2014). De esta manera el keynesianismo que originalmente fue planteado como una teoría alternativa a la teoría neoclásica, pasó a ser considerado como un caso particular de esa misma teoría neoclásica, y finalmente a ser visto como un supuesto que afirma que los precios son rígidos.
Palabras relacionadas: economía, pensamiento clásico, monetarismo
Vínculos de interés:
La trampa de la liquidez y sus tendencias de estudio:
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0301-70362017000300165
La síntesis neoclásica y el modelo IS-LM:
Sobre la vida e importancia de Joan Robinson:
https://revistas.unal.edu.co/index.php/ede/article/view/23893
https://library.oapen.org/bitstream/handle/20.500.12657/43831/external_content.pdf?sequence=1
Crecimiento económico y teoría poskeynesiana:
https://biblio.flacsoandes.edu.ec/libros/digital/58117.pdf
Bibliografía
Ball, Laurence y David Romer (1990), “Real Rigidities and the Non Neutrality of Money” en Review of Economic Studies, n. 57, pp. 183–203.
Foley, Duncan K. (2014), “Varieties of Keynesianism” en International Journal of Political Economy, vol. 43, n. 1, pp. 4–19. En: https://doi.org/10.2753/IJP0891-1916430101
Hicks, John R. (1937), “Mr. Keynes and the ‘Classics’; A Suggested Interpretation”en Econometrica, vol. 5, n. 2, pp. 147–159.
Keynes, John M. (2003), Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, México, Fondo de Cultura Económica.
Kindleberger, C. P. (1973), The World in Depression 1929-1939, Berkeley, University of California Press.
Modigliani, Franco (1944), “Liquidity Preference and the Theory of Interest and Money” en Econometrica, vol. 12, n. 1, pp. 45–88.
Robinson, Joan (1974), “What Has Become of the Keynesian Revolution?” en Challenge, (enero-febrero), pp. 6-11. En: https://doi.org/10.1080/05775132.1974.11470016
Acerca del autor
César Duarte Rivera
Doctor en Historia Moderna y Contemporánea por el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Licenciado y Maestro en Economía por la Facultad de Economía de la UNAM. Es profesor en la Facultad de Economía, en los programas de Licenciatura en Economía y de especialización en Historia del Pensamiento Económico. También ha sido docente en la Universidad Tecnológica de México, la Universidad Iberoamericana y en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Ha impartido las materias “Historia del Pensamiento Económico”, “Teoría de la historia”, “Historia financiera y monetaria” e “Historia de la Ciudad de México”. Ha participado en más de 10 congresos y/o seminarios como ponente, organizador o comentarista.
Sus investigaciones se han centrado en torno a discusiones de teoría monetaria y economía financiera y monetaria, específicamente sobre el funcionamiento de los sistemas monetarios tanto desde una perspectiva histórica como contemporánea. Adicionalmente ha trabajado temas relacionados con historia del pensamiento económico. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel Candidato y desde septiembre de 2020 se encuentra realizando una estancia posdoctoral en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía llevando a cabo una investigación en torno a la política monetaria en los Estados Unidos.