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Historia Laboral y de la Empresa

Inversión

Autor:Mario Contreras Valdez

La palabra “inversión” apareció en 1734 dentro del Diccionario de Autoridades, allí se indica que proviene del latin inversio y su significado en este documento es simple: “la transmutación de las cosas”. Actualmente, el diccionario de la Real Academia Española (RAE) define la palabra inversión como la “acción y efecto de invertir” y este verbo puede ser entendido como “emplear, gastar, colocar un caudal”. Para los fines de este texto, la palabra inversión está vinculada a un proceso histórico que tiene que ver con cómo las sociedades organizadas, con determinado nivel de desarrollo y modo de producción, aspiran y logran permanecer en esa senda cuando concretan y estimulan, en el marco de determinado régimen político, decisiones centradas en orientar y aplicar recursos disponibles en proyectos específicos, con el fin de mejorar las capacidades productivas de las actividades económicas principales que apoyan las condiciones materiales generales.

Lewis Hine (1931) Trabajadores guiando un cable de grúa en la construcción del Empire State. Nueva York: The Miriam and Ira D. Wallach Division of Art, Prints and Photographs: Photography Collection.

El impacto limitado o extendido en ese sentido de las inversiones registradas suele depender del conjunto de la soberanía que se goce, de las acciones programadas y los acuerdos entre los actores que las impulsan,  de la fortaleza de los derechos de propiedad, del saludable mecanismo fiscal que las financia, o bien del grado de compromiso que se contraiga con la contratación de crédito. La estabilidad política general y la mejoría en los niveles de bienestar, aún cuando la estructura social sea vertical y por su rigidez dificulte el ascenso social, entraña un proceso complejo y permanente de acuerdos políticos y negociaciones particulares entre grupos sociales que se intenta lograr con inversiones. Éstas pueden orientarse con base en las posibilidades que ofrecen los mercados para realizar la ganancia y el objetivo supremo de mantener la paz social, sobre todo cuando la inversión también atañe al Estado.

La ausencia de inversiones productivas durante varios años o periodos prolongados, lleva tarde o temprano a crisis con diversas graduaciones; hasta las más profundas que en tal eventualidad padecerán los grupos sociales marginados en la forma desgarradora: hambrunas y enfermedades. La reflexión del historiador Rodney Hilton sobre la falta de inversión en la agricultura fue clave para entender la caída de la productividad agrícola que acompañó el hundimiento de la sociedad feudal europea. Convencido afirmó que una vez que dejó de invertirse en aquello en lo que se apoyaba esa actividad central del feudalismo afloraron sus debilidades y se registró su desmoronamiento; no fue por falta de recursos sino porque aquellos que estaban disponibles se canalizaron a fines ajenos a la producción agrícola.

August Schöll (1858) El ferrocarril, susto campesino. Litografía a color.

Las inversiones productivas en el largo plazo definen y contrastan las sociedades organizadas, tal y como conocemos la experiencia del ciclo de la producción industrial durante el siglo XVIII y XIX en regiones de países de Europa occidental frente a otras que lo intentaron después. Es pertinente recordar que el fortalecimiento de este proceso complejo fue posible una vez que previamente fueron amasados recursos con base en el comercio monopólico, con la rapiña financiera, con la violencia política y militar que caracterizó la “acumulación originaria” y la masiva esclavización de fuerza de trabajo de origen africano que se comercializó en casi todos los rincones del continente americano, y en otros espacios de aquella globalización temprana.

Estas inversiones se acompañaron de políticas públicas que mejoraron las tecnologías y la infraestructura (caminos, puertos, urbanización), con lo que se activaron los eslabonamientos productivos y fortalecieron el conjunto de la economía. De ese modo, se entiende en una perspectiva general el camino que llevó a la posición hegemónica de Gran Bretaña en el siglo XIX. Otro proceso histórico de inversiones se registraría en otras regiones del planeta, Eric Hobsbawm lo ha planteado de la siguiente manera: “la historia de los países atrasados a lo largo de los siglos XIX y XX es la historia de los esfuerzos que  hicieron por ponerse al nivel del mundo desarrollado por medio de diversas estrategias de imitación” (Hobsbawm, 1998, p. 15). Esto significa que estos países imitaron inversiones en aquellos sectores y medios productivos que estimaron los iba a acercar a la industrialización y por tanto los llevaría por la senda del progreso. Esta ruta fue clave en algunos países con una cultura y disciplina productiva particular, como fue el caso de Japón.

Utagawa Hiroshige III (1872) La inauguración del servicio ferroviario en Japón, desde Shinbashi, Tokio a Yokohama. Cortesía del Museo de historia local de la ciudad de Minato.

No obstante, la inversión tomó sus propias rutas y características en aquellos países de América Latina que se independizaron en la década de 1820. Para ello fue básico el restablecimiento del crédito, la recuperación del capital otorgado en la forma de préstamos y que se mantuviera la tasa de interés de 5 a 6 por ciento anual, nivel promedio que se pactaba cuando los préstamos se dirigían a las actividades productivas y a la explotación del catálogo de los recursos naturales: minerales, maderas, tintes, entre otros. Además, fue importante la vigencia de la soberanía de los Estados-nación, así como la conformación institucional de cada una de las naciones en formación, así como los pactos comerciales con países pujantes. Para el caso mexicano uno de ellos fue particularmente significativo: “Tratado de amistad, navegación y comercio entre los Estados Unidos Mexicanos y su majestad el rey del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda”, firmado en Londres el 26 de diciembre de 1826, en el que especificó:

“…todo comerciante, comandante de buque, y otros súbditos de su Majestad Británica, gozarán de libertad completa en los Estados Unidos mexicanos para mejorar por sí sus propios negocios o para encargar su manejo a quien mejor le parezca… gozarán de completa y perfecta protección de su persona y propiedades y tendrán libre y fácil acceso a los tribunales de justicia.” (Dublán y Lozano, 1876, t. II)

De esa manera, por la vía institucional se abrió paso y se consolidó la inversión extranjera directa. Se conoce que los inversionistas foráneos se dirigieron al “comercio, de importación y exportación, la minería y los empréstitos al gobierno mexicano, compitiendo en algunas ocasiones con los empresarios locales [criollos y españoles], y en otras, compartiendo con ellos inversiones y riesgos” (Meyer Cosio, 2006, p. 45-46). Así pues, a lo largo de los dos primeros tercios del siglo XIX resultaron relevantes en América Latina las experiencias diversas de inversionistas privados ante la falta de recursos públicos para que las autoridades concretaran sus proyectos de inversión. Y en tal caso recordamos que la historiografía especializada nos ha permitido identificar con nombre y apellidos aquellas familias e individuos, o bien la razón social de empresas que invirtieron. Al mismo tiempo, ha sido factible destacar que la inversión productiva se registró en pequeñas, medianas y pocas grandes empresas, cuyos giros fueron variados: minas de plata, ingenios azucareros, fábricas textiles, molinos, haciendas ganaderas y graneras. Además, debieron construir  obras como acequias, calzadas, caminos, puentes, al mismo tiempo que edificaron hoteles, portales comerciales, mercados, teatros, casonas espectaculares o bien las renovaron.

Desconocido (1844-1904) Grabado del siglo XIX del Gran Teatro Nacional de México

Con la inversión privada se activó la economía: el cobro de impuestos, la inmigración de comerciantes, la ampliación de la frontera agrícola para dar lugar a cultivos comerciales como el tabaco, el algodón y caña de azúcar desde la organización de haciendas y ranchos. A partir de las dos décadas finales del siglo XIX la inversión pública aumentó significativamente y cobró notoriedad en México con el respaldo del presupuesto público, de la contratación de deuda externa y del crédito derivado del sistema bancario que se fortaleció desde entonces. Esta condición fue aprovechada por los inversionistas privados que calcularon la rentabilidad de jugosos negocios y en asociación inició la realización de proyectos de infraestructura. Miles de kilómetros de vías férreas se construyeron de manera notoria a lo largo del centro y noreste del país, los puertos mejoraron su operación con nuevos almacenes y faros. En las ciudades se tendió cableado para telefonía y telegrafía, así como tubería para abastecer agua y se hizo factible drenar las aguas negras, entre otras numerosas obras.

Dominio público. El ferrocarril durante el porfiriato.

Este modelo de inversiones que favoreció la concentración de la riqueza y acentuó la desigualdad social tendió a agotarse al punto de poner en crisis el aún incipiente sistema bancario mexicano, lo que se evitó en 1908 con su rescate y el diseño de un proyecto institucional que se identificó como la Caja de Préstamos para Obras de irrigación y fomento de la Agricultura S. A. (Oñate, 1991). Esta propuesta de características centralizadoras fue insuficiente y quedó rebasada con el impacto de las nuevas fuerzas políticas activadas con la Revolución mexicana a lo largo de la década de 1910.

A partir de los años de 1920 la inversión pública fue la protagonista de la economía mexicana, pero también de la economía mundial. El crecimiento en algunas regiones dependió de los programas de infraestructura caminera, de riego, de mejoras en los servicios públicos, del financiamiento estatal, de la capacidad de deuda pública y de los instrumentos de política fiscal de los que gozaba el gobierno. Fue un ciclo de inversiones que tendió a cerrarse en la década de 1980 con el modelo neoliberal que se instaló en México y en todo el orbe, el cual contrajo el papel del estado como inversionista y tendió a profundizar las privatizaciones, las cuales, se tradujeron en montos de inversión privada acompañada de un fenómeno nuevo: la financiarización y el gran peso de los flujos de capital financiero que han sido responsables de las crisis económicas más recientes.

Stuart Isett (2013) Fortune Global Forum. Estrategias de inversión global en una era de riesgo, presentada por el grupo Zurich.

Palabras relacionadas: economía, mercado, subdesarrollo, gasto público

Bibliografía

Hobsbawm, Eric  (1998), Sobre  la historia, Barcelona,  Grijalbo/Mondadori.

Dublán Manuel y José María Lozano (1876), Legislación mexicana o de las disposiciones legislativas expedidas desde la Independencia de la República, t. II, México, Imprenta del comercio a cargo de Dublán y Lozano.

 Meyer Cosío, Rosa María (2006), “El difícil equilibrio. Tropiezos de una empresa británica con el gobierno mexicano” en Reinhard, Liehr (editor), Empresa y modernización en México desde las reformas borbónicas hasta el porfiriato, Frankfurt, Madrid, Vervuert, Iberoamericana, pp. 45-46.

Oñate, Abdiel (1991), Banqueros y hacendados. La quimera de la modernización, México, Universidad Autónoma Metropolitana/ Unidad Xochimilco.

Vínculos de interés:

Explora la plataforma Proyectos México y conoce la cartera de proyectos de infraestructura pública en nuestro país, desde aquellos en proceso de preinversión o licitación, hasta aquellos en construcción o ya operacionales: Proyectos México

Compara los sistemas nacionales de inversión pública de los países miembros de la CEPAL: Inversión Pública | Observatorio Regional de Planificación para el Desarrollo

Conoce más sobre la relación entre la inversión pública y la privada en México, 1960-2018:

Inversión pública y privada en México: ¿motores complementarios del crecimiento económico?

Para ver cuáles países son los principales receptores de IED, visita la siguiente página:

The World’s Top Recipients of Foreign Direct Investment – IMF Blog

Lee el reporte de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y Desarrollo sobre las tendencias en las inversiones a nivel mundial que se presentaron en 2021: World Investment Report 2021 | UNCTAD

Conoce las tendencias que se presentan en nuestro país: Inversión en México: Tendencias y perspectivas a futuro – CIEP

Acerca del autor

Mario Contreras Valdez

Profesor Titular B, Tiempo Completo, Facultad de Economía de la UNAM adscrito al área de Historia Económica, con una antigüedad académica de 26 años en la Facultad de Economía de la UNAM. Doctor en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel II. Miembro de la Asociación Mexicana de Historia Económica (AMHE). Miembro del Seminario Interinstitucional de Historia Económica, de 2008 a la fecha. Sus temas de investigación están centrados en la historia económica desde las regiones y las unidades económicas, siglos XIX al XX. Su libro más reciente es Inversiones privadas en México, 1821- 1871. Regiones y Unidades Económicas, México, Facultad de Economía, 2020.

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