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Historia Fiscal

Gasto público

Autor:Rodrigo Gordoa de la Huerta

Como contrapartida de los ingresos fiscales de cada Estado (en especial de los impuestos), todo gobierno debe erogar recursos para garantizar sus funciones e, incluso, su propia existencia. A lo largo del tiempo los estados modernos y contemporáneos han definido el gasto a partir de objetivos concretos. Bajo esta lógica es pertinente retomar el concepto del gasto desde su propia naturaleza y comprender los objetivos de cada gobierno en ciertos momentos determinados. Para mostrar esto, nos concentramos en el desarrollo histórico del gasto para el caso mexicano. 

Entre los siglos XVI y XVIII, la Real Hacienda de Nueva España, como parte fundamental del gobierno de la Monarquía Hispánica en sus territorios americanos, tuvo como principal cometido proveer los recursos necesarios con los cuales el Rey debía gobernar y defender a sus vasallos en América. Entre las principales obligaciones del monarca hispano se encontraba la defensa del reino, el gobierno por medio de la impartición de la justicia y la defensa de la fe católica (Sánchez, 2015, pp.73-75). Para cumplir con estas obligaciones, durante el periodo virreinal se ejerció un gasto de Real Hacienda que podríamos equiparar como un gasto público, ya que la función del monarca consistía en impartir justicia y garantizar la protección de sus súbditos.

Los principales gastos ejercidos por la Real Hacienda de Nueva España entre el siglo xvii y la primera mitad del xviii fueron: el gasto de guerra (remisión de recursos a las plazas del Gran Caribe y el Septentrión novohispano, mantenimiento de navíos, sueldos), los gastos de administración de Hacienda (principalmente los sueldos), el pago de la deuda pública, los gastos vinculados a los estipendios religiosos y las “remisiones a Castilla”, es decir, la transferencia de recursos fiscales hacia la Península Ibérica (Sánchez, 2015, p.76). La fuente de gasto más cuantiosa para la Real Hacienda fueron las múltiples guerras libradas por la monarquía durante el siglo XVIII. Entre los conflictos más costosos podemos señalar: la Guerra de Sucesión (1701-1714), la Guerra de la Oreja de Jenkins (1739-1748), la Guerra de los Siete Años (1756- 1763) y la guerra anglo- española (1776-1783) (Sánchez, 2013).

Jean Alaux (1839) Guerra de sucesión española. El mariscal Villars liderando la carga francesa durante la batalla de Denain. Palacio de Versalles

El resto del gasto durante este periodo se enfocó en su mayoría en la preservación de las posesiones españolas del Caribe y Filipinas, los estipendios religiosos y en mantener una organización gubernamental que conforme avanzó el siglo xviii se formó como un Estado moderno dotado de una extensa burocracia fiscal que en sí misma representó una carga considerable. Aunado a ello, el acelerado crecimiento del gasto llevó a la Corona a contraer diversos tipos de deuda que para finales del periodo colonial fueron un elemento importante en la bancarrota experimentada por la Real Hacienda de Nueva España entre las décadas de 1780 y 1810. (Marichal, 1999).

Con el inicio del proceso de la Guerra de Independencia (1810-1821) y con la reorganización que implicó el proceso de la Constitución de Cádiz en 1812 se suscitaron dos fenómenos. Por un lado, empezó a generalizarse el uso del término “gasto público” como equivalente de las erogaciones de la Hacienda Nacional. Por otra parte, la crisis y posterior colapso del erario novohispano se vieron acompañados de cambios sustanciales en la naturaleza del gasto: ya no se trataban de remisiones a las posesiones españolas en América y Asia, sino de la reconfiguración del gasto para sostener el esfuerzo bélico de la contrainsurgencia. Aunado a una reducción considerable de los egresos, como respuesta a la caída de los ingresos, se experimentó el fenómeno de sostener el esfuerzo bélico a toda costa y sufragar los salarios de los efectivos militares, la burocracia y en menor medida, cumplir con los compromisos contraídos por medio de la deuda pública y los préstamos. (Sánchez, 2016, pp.123-211).

Juan O´Gorman (1960) Mural Retablo de la Independencia

Los primeros gobiernos del México independiente modificaron de manera notable sus objetivos y, por lo tanto, la naturaleza del gasto público. Ya fuese un imperio, una república federal o una administración centralista, los gobiernos que existieron entre las décadas de 1820 y 1830 compartieron algunos objetivos y, por añadido, diversos gastos. En términos generales, los gobiernos mexicanos buscaron preservar la integridad territorial e independencia, el orden interno y la estructura burocrática. Por lo tanto, buena parte del gasto público en esta etapa se concentró en sostener al ejército y a la burocracia nacional. Ante las dificultades en la recaudación (dependencia crónica de los préstamos internos y externos, cesión de las aduanas, tensiones con los estados en materia de potestades fiscales), los primeros gobernantes acudieron a financiarse por medio de la deuda pública, que conforme pasó el siglo xix se convirtió en la principal carga para el erario mexicano. (Hernández Jaimes, 2013, pp. 227-292).

            En las décadas críticas de 1840, 1850 y 1860, los gobiernos mexicanos concentraron el gasto público en el sostenimiento de un costoso aparato burocrático y de pensiones, en el sostenimiento del esfuerzo bélico en contra de las intervenciones de potencias extranjeras como Francia y Estados Unidos y, principalmente, en la penuria sin fin del pago de las deudas interna y externa. (Ludlow y Marichal, 1998). Una de las principales características de la Hacienda nacional durante buena parte del siglo XIX fue la escasez de recursos fiscales para sufragar los gastos ya mencionados. Sin embargo, el financiamiento por deuda y el gasto público experimentaron modificaciones considerables a partir del triunfo de la República y con los sucesivos gobiernos liberales.

Diego Rivera (1935) Epopeya del pueblo mexicano. Palacio nacional de México.

El Porfiriato implicó un cambio notable en la naturaleza del gasto público. Después de varias décadas, el Estado mexicano pudo redirigir las erogaciones destinadas a atender el gasto bélico y el sostén de la burocracia hacia nuevas fuentes de gasto acorde con las políticas de fomento. A partir del empleo de recursos fiscales, préstamos internacionales e inversión privada, se otorgó prioridad al gasto público para impulsar el crecimiento del país y el beneficio del sector empresarial por medio del gasto en infraestructura (ferrocarrilera y portuaria) y en el desarrollo de obras públicas como el drenaje de la ciudad de México. En términos generales, el gasto público se enfocó en incentivar las inversiones extranjeras y locales. Entre los principales objetivos que guiaban la instrumentación del gasto podemos señalar la creación del mercado interno, fomentar la industria y el comercio exterior. (Castañeda Zavala, 2000).

David A. Siqueiros (1966) Del porfirismo a la revolución.

            Después del periodo revolucionario y de la reconfiguración del Estado mexicano a partir de la promulgación de la Constitución de 1917, la Hacienda Pública experimentó una renovación profunda. De manera paralela al proceso de formación de un erario nacional centralizado y del establecimiento de la federalización y coordinación fiscal de los ingresos, el gasto público tuvo nuevos bríos y objetivos. Entre las décadas de 1920 y 1970, los gobiernos posrevolucionarios se valieron de la política fiscal como un instrumento para impulsar el crecimiento económico y contrarrestar las fluctuaciones externas (Cárdenas, 1994, pp. 33-42). Las primeras décadas del siglo XX atestiguaron el uso de los egresos como principal medio para garantizar el crecimiento económico por medio del gasto en inversión productiva y la reducción en las erogaciones administrativas y militares. Sin embargo, uno de los rubros de mayor crecimiento del gasto fue el pago de la deuda pública, sobre todo tras una coyuntura en la que hubo exceso de liquidez en los mercados financieros internacionales, impulsada por créditos baratos promovidos por las ganancias petroleras, que favoreció la contratación de deuda de corto plazo. En 1982, tras el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos, el gobierno mexicano no pudo sostener el servicio de la deuda y declaró la suspensión de pagos. Este malestar crónico continuó aquejando al erario mexicano durante los años ochenta hasta la reestructuración de la deuda en los años noventa.

Mural en honor a Lázaro Cárdenas en Jiquilpan, Michoacán

Entre finales del siglo XX y los primeros años del XXI, el Estado mexicano ha continuado con la tendencia secular de emplear el gasto público como un instrumento para distribuir los recursos de la federación, garantizar la prestación de los servicios generales del Estado, generar las condiciones necesarias que garanticen el desarrollo económico del país, dar cumplimento a las obligaciones contractuales del gobierno y procurar la impartición de justicia ( Diario Oficial de la Federación , 22-12-2005, p.1). En la actualidad, el Gobierno Federal ha optado por una continuación de los proyectos posrevolucionarios en materia de gasto público: se plantea un programa de egresos de la federación en el que se busque favorecer la inversión productiva frente al gasto administrativo y con una clara tendencia a priorizar los programas sociales como instrumentos de reducción de las desigualdades económicas, sociales y culturales en el país (Gaceta Parlamentaria, 2018, p. 1), sin embargo, persiste como un rubro notable el pago del servicio  de la deuda, tanto interna como externa.

SHCP (2022) Presupuesto de egresos de la federación, guía rápida. Transparencia presupuestaria.

Palabras relacionadas: impuesto, economía, arancel, keynesianismo

Referencias

Hemerografía

Diario Oficial de la Federación

Gaceta Parlamentaria

Bibliografía

Cárdenas, Enrique (1994), La hacienda pública y la política económica 1929-1958, México, Fondo de Cultura Económica/ El Colegio de México.

Castañeda Zavala, Jorge (2000), “La transformación de la Hacienda Pública: de la República Restaurada al Porfiriato” en Análisis Económico, vol.XV, núm. 32, pp.257-279.

Hernández Jaimes, Jesús (2013), La formación de la Hacienda pública mexicana y las tensiones centro- periferia, 1821- 1835, México, El Colegio de México/ Instituto Mora/ Instituto de Investigaciones Históricas, unam.

Ludlow, Leonor y Carlos Marichal (coords.) (1998), Un siglo de deuda pública en México, México, Instituto Mora/ El Colegio de Michoacán/ El Colegio de México/ iih- unam.

Marichal, Carlos (1999), La bancarrota del virreinato. Nueva España y las finanzas del Imperio español, 1780-1810, México, Fondo de Cultura Económica/ El Colegio de México.

Sánchez Santiró, Ernest (2013), Corte de caja: la Real Hacienda de Nueva España y el primer reformismo de los Borbones (1720-1755), México, Instituto Mora.

Sánchez Santiró, Ernest (2015), “ El gasto público de la Real Hacienda de Nueva España durante el siglo xviii: estructura, dinámica y contradicciones” en Ernest Sánchez Santiró (coord.), El gasto público en los imperios ibéricos, siglo xviii, México, Instituto Mora/ Conacyt.

Sánchez Santiró, Ernest (2016), La imperiosa necesidad. Crisis y colapso del erario de Nueva España (1808-1821), México, Instituto Mora/ El Colegio de Michoacán/ Conacyt.

Sistema de Administración Tributaria, Diccionario de Conceptos Tributarios, disponible en: https://www.sat.gob.mx/consulta/61977/conceptos-tributarios

Vínculos de interés:

Explora el observatorio del gasto de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público:

Transparencia Presupuestaria

Compara distintos rubros de gasto público en el mundo:

Gasto público 2020 | datosmacro.com

Consulta la base de datos de gasto social de la OCDE:

Social Expenditure Database (SOCX) – OECD

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Acerca del autor

Rodrigo Gordoa De la Huerta

Licenciado en Historia y Maestro en Historia Moderna y Contemporánea por el Instituto Mora. Especialista en Historia Económica por el Programa Único de Especializaciones en Economía de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía (UNAM). Actualmente es doctorando en Historia Moderna y Contemporánea en el Instituto Mora.

Mención honorífica en el Premio Luis Chávez Orozco a la mejor tesis de licenciatura en historia económica, otorgado por la Asociación Mexicana de Historia Económica (2020) y merecedor del Premio Francisco Javier Clavijero en la categoría de mejor tesis de maestría, otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (2021). Profesor de la licenciatura en economía y en la especialización en historia económica, Facultad de Economía, UNAM. Sus líneas de investigación se enfocan en la historia económica y fiscal durante el periodo colonial.

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