Autor: Javier Encabo González
Colaboración inscrita en el proyecto PAPIIT IG400222 “Gestión política de la moneda: procesos locales y transiciones globales, siglos XVIII-XX”
A principios del siglo XVIII imperaba una idea del dinero en la que este y las monedas eran prácticamente sinónimos hasta tal punto que en el lenguaje coloquial la moneda y el dinero eran empleados directamente como sinónimos (véase el primer refrán del cuadro didáctico 3). Existían definiciones minoritarias de dinero: la primera hacía referencia a una unidad de medida usada exclusivamente por los artesanos de la plata (los dineros) y a una moneda histórica que había existido en la Península ibérica (pero no en la América colonial). Pero la idea general es que el dinero se entendía como el conjunto de monedas. En esta acepción puede observarse poca diferencia entre el dinero como medio para establecer relaciones en el mercado (medio de cambio) y el propio soporte u objeto que representaba al dinero; la gente entendía el dinero como algo menos abstracto.
Esta situación prevaleció a tal punto que, en la entrada del diccionario de Canga Argüelles de 1826, en la definición de dinero se hablaba indistintamente de éste como un equivalente del término moneda: “…inventaron por artificio y modo de gobierno bien sutil, una sola cosa, por la cual se trocasen todas las demás, que fue la moneda… Forjaron diversas monedas de poco y mucho peso para comprar con ellas una o diversas cosas. De aquí vino luego cada particular a tomar este dinero nuevamente inventado, trocandolo por las cosas…” (Canga Arguelles, 1826, p. 337).
El diccionario de autoridades define la moneda como la “pieza de oro, plata o cobre, regularmente en figura redonda, acuñada con las armas o insignia del Rey, Príncipe o República, que tenga la soberanía o derecho de fabricarla, para el uso, trato y comercio”. En este sentido, la idea que se tiene de las monedas no ha cambiado con el tiempo más allá de que en la actualidad se consideran también otros metales como material objeto de acuñación; es más, los metales preciosos ya son raramente usados en este tipo de funciones. Lo que sí hay que destacar es que el valor de las monedas se entendía por su componente metálico y, por lo tanto, por su valor en los mercados de oro y plata. Esto convertía a las monedas en una mercancía más que ejercía labor de intermediación en los intercambios, pero con una característica singular: al ser las autoridades las encargadas de su acuñación en un ejercicio de soberanía, se volvían completamente diferentes a cualquier pieza o pepita de metal precioso, ya que el cuño otorgaba confianza. Es más, se entendía que la función de este cuño era la de garantizar justicia en las transacciones. En este sentido, la idea era que la autoridad era responsable de impartir justicia, algo muy propio del Antiguo Régimen.
Ambert (2006) Money. CC BY-NC-ND 2.0 https://www.flickr.com/photos/amberlea/125933822/
A lo largo del siglo XIX, las definiciones de moneda fueron haciendo más hincapié en la legalidad, y no tanto en la autoridad, es decir, la moneda respondió al ordenamiento jurídico e institucional que le dio forma a los sistemas monetarios y al Estado nación . Fue en este siglo cuando se produjeron grandes cambios que afectaron la idea que la gente tenía de estos términos. En primer lugar, se dio un declive de las monedas como objetos y soportes del dinero que permitían lubricar las transacciones comerciales. La causa fue que se multiplicaron los medios de pago a lo largo de esos años: surgieron billetes, cheques, dinero en cuentas y se generalizaron los sistemas de crédito comercial. Si antiguamente se entendía moneda como sinónimo de riqueza o dinero, el término billete comenzó a ser preponderante como un referente de opulencia.
Por otro lado, si ya en el siglo XVIII se había tratado de fortalecer la imagen de la autoridad pública en las monedas con la acuñación de los bustos reales, en el siglo XIX se empleó la moneda para reforzar las soberanías nacionales. Hasta ese momento era común la convivencia de varias monedas soberanas en territorios disímiles, esto tendió a desaparecer. Los estados impulsaron la unificación en los medios de pago y la moneda comenzó a entenderse como un medio de intercambio vinculado al territorio nacional, el cual podía ser fraccionado para diferentes tipos de pago y tener distintos soportes. En Estados Unidos, por ejemplo, concurrió la moneda española primero y mexicana después como si fuera de curso legal, es decir, se podían realizar transacciones comunes con ella entre finales del siglo XVII y la primera mitad del siglo XIX. La subsiguiente desmonetización respondió a este proceso de consolidación de la moneda nacional y de hecho hacia 1873 el Congreso de Estados Unidos aprobó la creación del Trade Dollar, una moneda que buscó competir con el peso mexicano en el mercado asiatico.
En ese sentido, durante el siglo XIX se consolidó también el patrón oro como sustento de la circulación monetaria en muchos países occidentales y esto fue determinante en la concepción de moneda y dinero, pues estas dependieron en gran medida de una relación fija con el metal áureo. El fin del patrón oro a lo largo del siglo XX significó un cisma y la consecuencia de esto fue la preeminencia de las monedas nacionales con un sustento amplio y con un andamiaje institucional específico: la banca central. De esta forma se ha llegado a los conceptos actuales de los términos que se muestran a continuación:
Dinero (money): Todo medio, con valor intrínseco o sin él, que cumple las tres funciones esenciales para lubricar las relaciones de mercado: ser medio de cambio, depósito de valor, unidad de cuenta. A lo largo del tiempo muchos objetos han ejercido dichas funciones y han sido considerados dinero. A estas tres funciones es fundamental añadir una característica: debe ser de amplia aceptación y que esta no se vea limitada a un grupo social concreto. Hay que contar también que las funciones se cumplen con cierta flexibilidad y que ciertos tipos de dinero son más perfectos que otros. Esto ha llevado al consenso de que la función más importante del dinero es ser medio de cambio, ya que permite la aceptación inmediata aunque a lo largo del tiempo su valor no esté asegurado.
Monedas, billetes, dinero en cuentas (coins, banknotes, deposits): son aquellos soportes, físicos o no, que representan al dinero a la hora de efectuar intercambios u operar como un medio de ahorro. Estos soportes están siempre nominados en alguna Moneda (en mayúscula y en el sentido de la definición hecha líneas abajo). Desde que se fue eliminando la libre acuñación en el mundo durante la segunda mitad del siglo XIX, su emisión está monopolizada por los Estados. Estos son los dueños iniciales de los billetes y monedas creados o tienen la autoridad de dar y retirar concesiones bancarias para que instituciones de crédito puedan crear dinero en cuentas.
Moneda (currency): Aquel signo monetario consensuado en una sociedad y empleado para dar orden a las transacciones. El mundo actual se encuentra dividido en jurisdicciones monetarias: en cada territorio hay un signo que legalmente nomina los distintos tipos de dinero. La Moneda es importante como sistema para calcular los precios y se puede decir, entonces, que ha absorbido con el paso del tiempo la función de unidad de cuenta. Antiguamente había mucha mayor variedad de signos monetarios en un mismo territorio y no todos servían como unidad de cuenta: existían unidades de cuenta imaginarias específicas para esa función. Se sabe que la Moneda no necesariamente es un asunto exclusivo del Estado Hay sociedades que pueden ordenar sus sistemas de pago sin la autoridad jerárquica de los mismos y ésta es, precisamente, la gran polémica que generan hoy en día las criptomonedas.
La evolución analizada de los términos permite llegar a la siguiente reflexión: existen muchos tipos de soportes que pueden llegar a actuar como dinero. Uno de ellos, las monedas, tan famosas hace siglos, han perdido su primacía a favor de otros signos monetarios (billetes y cuentas corrientes) Es más, el término genérico de moneda hoy en día se asocia más a las unidades monetarias nacionales (dólar, euro, peso) y no tanto al dinero con soporte metálico y acuñado. En este mundo, además, los bancos centrales se han erigido como las instituciones encargadas de defender esa estabilidad de los signos nacionales, de crear distintos soportes para representar a estas monedas, y que todo ello cumpla las funciones que se esperan del dinero.
Cuadros didácticos:
Cuadro 1
Ejemplo de moneda como signo monetario: serían los euros, pesos, dólares, etcétera, con sus determinados sistemas fraccionarios que sirven para ordenar los precios en sus respectivas jurisdicciones.
Cuadro 2
¿Cómo era un mundo sin monopolio de emisión?
En el México del XIX (y anteriormente en la Nueva España) la gente acudía con sus metales a las casas de moneda, pagaba impuestos y los costos correspondientes y era dueño de monedas (coins) nominadas en moneda oficial, pesos mexicanos. Hoy en día alguien que intente hacer lo mismo no podría, y si intenta hacerlo por sus propios medios incurriría en el delito de falsificación de moneda o suplantación de un monopolio del Estado.
Cuadro 3
Evolución de los sinónimos de dinero o riqueza en la cultura popular:
Refrán del siglo XVIII (Diccionario de Autoridades, 1734):
Me casé con un viejo por la moneda; la moneda se acaba, y el viejo queda.
Expresión actual (Diccionario de la RAE, 2014):
Ese fulano tiene mucho billete.
Palabras relacionadas: sistema monetario, falsificación monetaria, depreciación monetaria
Vínculos de interés:
Una explicación del patrón oro:
uCoin.net – Catálogo Internacional de Monedas del Mundo. (2011, 14 enero). uCoin. https://es.ucoin.net/
Guan Jondred Dollar. (2012). Cortometraje. Dirigido por Antonio Galicia. México.
Bibliografía
Burzio, H. F. (1958), Diccionario de la moneda hispanoamericana, Santiago de Chile, Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina.
Canga Argüelles, José (1826), Diccionario de la Hacienda para el uso de los encargados de la suprema dirección de ella, Londres, Imprenta española de M. Calero. Disponible en: https://bibliotecavirtual.asturias.es/i18n/consulta/registro.cmd?id=2347
Collins (2021) “Currency” en Collins Dictionary. https://www.collinsdictionary.com/dictionary/english/currency
McLeay, M., Radia, A. y Ryland, T. (2014), “Money in the modern economy: an introduction”, Quarterly Bulletin, vol. 54, n. 3, pp. 4–13.
Real Academia Española (1726-1739), Diccionario de autoridades. https://apps2.rae.es/DA.html
Real Academia Española (2014), Diccionario de la lengua española (23a ed.). https://www.rae.es/
Acerca del Autor
Javier Encabo González
Doctorando y maestro en Historia por El Colegio de México. Obtuvo el grado en Economía por la Universidad de Santiago de Compostela y el Máster Interuniversitario en Historia Económica por la Universidad de Barcelona, la Autónoma de Barcelona y la Universidad de Zaragoza. Su tesis doctoral se centra en la reconstrucción de la masa monetaria mexicana para el siglo XIX y el análisis del impacto de esta en otras variables como disponibilidad de medios de pago, precios y producción económica.