Autora: Halina Gutiérrez Mariscal
El análisis de las instituciones desde la disciplina económica se materializa en toda una escuela teórica nacida en el siglo XIX con los textos de Gustav Von Scmoller (1838-1917) de la escuela histórica alemana y con el institucionalismo estadounidense representado por Thorstein Veblen (1857-1929), ambos como una respuesta a la tradición clásica británica. Aunque en los primeros años del siglo XX y hasta la crisis económica de 1929 este enfoque institucional de la economía fue muy importante en el ámbito académico, tras el periodo entre guerras el enfoque neoclásico prevaleció como la interpretación casi hegemónica durante prácticamente medio siglo. Fue hacia finales del siglo XX, tras la caída del bloque socialista y con procesos profundos de cambios institucionales en las economías occidentales, en un contexto de crisis económica e ideológica, ante profundas diferencias entre las economías desarrolladas y las que no lo eran, y frente a las limitaciones y falta de respuestas de la visión neoclásica, que la propuesta neoinstitucional, renacida en Estados Unidos, volvió a poner en la escena académica los estudios de la economía institucional.
Fue en 1975 cuando Oliver Williamson (1932-2020) acuñó la expresión “nueva economía institucional” en su obra Markets and Hierarchies, expresión que también llegó a ser conocida como neoinstitucionalismo. El hecho de que no hubiera explicaciones suficientes sobre la existencia de empresas en la economía fue uno de los principales motores del regreso a los planteamientos sobre la importancia de las instituciones en el desarrollo de las economías y las sociedades. De Ronald Coase (1910-2013), Williamson tomó el concepto de “costos de transacción”, entendidos como los costos de medir y hacer cumplir los acuerdos en los mercados, y que las instituciones buscan minimizar, conservando así, para su teoría, el enfoque neoclásico de la eficiencia.
Para Williamson las principales instituciones del sistema económico capitalista son las oficinas estatales, las empresas y el mercado y su interés se centrará en las formas de organizarlas para alcanzar mayor eficacia. A diferencia de los postulados neoclásicos, que sólo contemplan los costos de producción, Williamson retoma los costos de transacción, tomando así distancia de los neoclásicos. Un aspecto más en el que Williamson toma distancia de la teoría neoclásica es que cuestiona la racionalidad ilimitada de los sujetos e introduce el concepto del “hombre contractual” el cual, a diferencia del Homo economicus, se halla dispuesto a recurrir a todo tipo de recursos para defender sus intereses, incluso si eso incluye mentir o engañar.
Douglas North (1920-2015), historiador económico de origen estadounidense, tuvo al inicio de sus trabajos una fuerte inclinación por la cliometría, es decir, el uso de métodos cuantitativos aplicados al pasado, y una postura teórica fuertemente neoclásica, sin embargo, sus trabajos posteriores a 1990 reflejarán una mutación hacia profundos cuestionamientos a los postulados neoclásicos y a planteamientos originales sobre el estudio de las instituciones, constituyéndose en el autor más importante de la corriente neoinstitucional para ese momento. Por ejemplo, aunque no deja de admitir los conceptos neoclásicos de competencia -por escasez- y de elección bajo restricciones, pone énfasis en el papel de las instituciones a través del tiempo, en los costos de transacción, y en el papel de la ideología en el desempeño económico.
European Parliament (2010) Maroš Šefčovič answering questions of MEPs: a view from regia’s booth.
North define a las instituciones como las “restricciones establecidas por los hombres y que estructuran sus interacciones” y las clasifica como formales e informales. Las primeras son aquellas que incluyen las normas, constituciones, códigos y reglas escritas; las segundas incluyen las convenciones sociales, normas de conducta socialmente aceptadas y los códigos de conducta autoimpuestos. Para él las instituciones son -usando un símil con los deportes- las reglas del juego y las organizaciones sus jugadores. Admite que las instituciones no buscan la eficiencia en beneficio de la sociedad, sino que sirven a los intereses de quienes tienen el poder de negociación al momento de crear nuevas reglas. Bajo esa lógica, las instituciones definen la estructura de las organizaciones y viceversa, en un continuo moldearse unas a otras. No obstante, los cambios institucionales son graduales y difícilmente ocurren de manera radical, como sí sucede en el caso de revoluciones, desastres naturales o guerras y conquistas.
Sobresale el énfasis que North pone en el papel que tienen las estructuras ideológicas en el desempeño económico. En su opinión las ideas, mitos, prejuicios y dogmas determinan a las instituciones y viceversa. Este corpus de “modelos mentales compartidos” determinará las elecciones de los individuos, ya que toda decisión individual, aparentemente racional, se toma en un contexto social e institucional determinado por esos modelos mentales.
Kyle MacDonald (2005) Business deal
Este institucionalismo northiano expone la importancia del tiempo en el desarrollo de las instituciones a través de dos conceptos: el primero es el de “matriz institucional”, que refiere el conjunto histórico de instituciones y formas institucionales, económicas, jurídicas y políticas que un país ha heredado, y que va determinando en buena medida los límites y posibilidades de esas mismas instituciones. Será esa “matriz institucional” la que condicione la manera en que las organizaciones y los individuos interactúan con las instituciones, lo cual influirá en el desempeño de estas.
Un segundo concepto importante para comprender la teoría de North, y que se relaciona con el tiempo, es el de “dependencia del camino” (path-dependance) que subraya la trayectoria de las instituciones y la manera en que esa secuencia determina las decisiones y realidades presentes. Incluso aquellas decisiones que se toman de manera racional, aparentemente independiente, por un individuo, están determinadas por la trayectoria pasada. En ese sentido, y remitiéndose a sus estudios históricos, North sostiene que la diferencia en el desempeño, sobre todo económico, entre unos países y otros, se explica en gran medida por la matriz institucional y trayectoria -o dependencia del camino- de estos.
Michael Beaton (2013) Berlin, Germany 15. Alemania
Masahiko Aoki (1938-2015), economista japonés, también se ocupa de la teoría neoinstitucional, pero a diferencia de North, que las considera como las reglas del juego, Aoki las concibe como resultados “un sistema autosostenido de creencias compartidas” y sostiene que para comprender a las instituciones es necesario recurrir a información histórica y comparativa. En su opinión, las instituciones surgen de las interacciones entre los agentes económicos y se ven determinadas por cada sociedad. Incluso en un ambiente de globalización absoluta como el del siglo XXI, Aoki sostiene que la diversidad institucional de cada país se conservará, y aunque las instituciones de cada país interactúen con las de otras naciones y se adapten al cambio global, lo harán determinadas por su camino seguido hasta ese momento.
Para el economista israelí Avner Greif (1955) que se ocupa del neoinstitucionalismo desde el enfoque histórico y hace historia comparada de los siglos XI y XII, considera fundamental analizar el proceso histórico y entiende a las instituciones como “un sistema de factores sociales que engendran conjuntamente una regularidad de comportamiento” y que incluyen reglas, creencias y organizaciones.
Chris Ford (2007) Deificado. Mural de propaganda .Pyongyang, Corea del Norte.
Daron Acemoglu (1967) introdujo al neoinstitucionalismo los conceptos de instituciones extractivas e instituciones inclusivas, en total relación con el desarrollo de las colonias europeas en África. Según sus estudios, que se valen del análisis histórico, en los lugares de África en donde los europeos encontraron condiciones ambientales y sanitarias favorables, establecieron instituciones inclusivas que promovieron los derechos de propiedad y el crecimiento. En contraposición, en aquellos lugares en donde el ambiente y las condiciones sanitarias eran desfavorables, establecieron instituciones extractivas que no fomentaron el desarrollo sino al contrario.
El neoinstitucionalismo es pues, una teoría de análisis que desde la disciplina económica se ocupa del desarrollo de las instituciones a lo largo del tiempo, de sus interacciones y diseño, y de los resultados que generan en el desempeño económico de las naciones.
Palabras relacionadas: economía, subdesarrollo, pensamiento neoclásico, norma
Vínculos de interés:
Para una exposición breve sobre la teoría: http://revistas.bancomext.gob.mx/rce/magazines/40/4/RCE.pdf
Sobre sus orígenes teóricos en el institucionalismo: https://www.uv.mx/iiesca/files/2012/12/perspectivas2008-1.pdf
Su relación con la sociología, disciplina desde la que también se han hecho planteamientos teóricos: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-25032005000100005
Un análisis más extenso, y su aplicación sobre la pobreza: http://biblioteca.diputados.gob.mx/janium/bv/ce/scpd/LX/teor_des.pdf
Bibliografía
Chavance, Bernard, (2018), La economía institucional, México, FCE.
North, Douglass C. (1994a), “El desempeño económico a lo largo del tiempo”, en El Trimestre Económico, LVI: 244 (octubre-diciembre), pp.567-583.
North, Douglass C. (1994b) [1984], Estructura y cambio en la historia económica, Madrid, Alianza.
North, Douglass C. (1993), Instituciones, cambio institucional y desempeño económico, México, FCE, 1993.
Saleghy, Sebastian y Mariano Tommasi (comp.) (1998), La Nueva Economía Política: racionalidad e instituciones, Buenos Aires, Eudeba, 1998, pp. 97-111.
Acerca de la autora
Halina Gutiérrez Mariscal
Licenciada y maestra en Historia, por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y especialista en Historia Económica por la Facultad de Economía también de la UNAM. Investigadora en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México entre 2019 y 2022. Profesora en el Programa Único de Especializaciones en Economía del Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM. Actualmente es directora de investigación documental en la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las Violaciones Graves a los Derechos Humanos cometidas de 1965 a 1990. Sus líneas de investigación son la historia de la corrupción en México, historia política y económica del siglo XX mexicano y la Historia del Tiempo Presente en relación con desaparición forzada y violaciones a derechos humanos.